El cuerpo humano, que por medio de los distintos sentidos percibe la realidad, corresponde para algunos a una realidad colectiva y simbólica, para otros, una realidad subjetiva que dialoga con lo “otro”. El cuerpo no solo ha servido de vehículo del alma, sino que ha evolucionado a tal punto que hoy es en sí mismo un todo con el cual experimentamos y manifestamos la vida misma. De ahí que una negación del tiempo, vejez, enfermedad y muerte del cuerpo, en complemento con el yo narcisista sean la piedra angular de la sociedad hipermoderna. El cuerpo es tanto receptor como emisor de memoria, lenguaje y cultura. El territorio del cuerpo es un territorio si bien fronterizo también desbordado.